Los agentes también patearon a varios jóvenes esposados durante el incidente ocurrido el domingo, añadió Marlon Martorell, un disidente que tomó parte en la protesta.
Tamayo y la mayoría de los otros 40 disidentes detenidos fueron puestos en libertad más tarde, pero de algunos no se tenía noticia el lunes, incluido uno de los hijos de Tamayo, informó Martorell.
Las detenciones parecen haber sido uno de los más severos actos de represión contra los partidarios de Tamayo. Su hijo murió en febrero después de una prolongada huelga de hambre y se convirtió en un símbolo de lucha para la oposición dentro y fuera de Cuba.
Tamayo y Martorell dijeron que alrededor de 40 partidarios se unieron en la acostumbrada marcha dominical desde su casa para asistir a misa en una iglesia católica local, y luego al cementerio donde está enterrado su hijo.
Entonces, explicó Tamayo, grupos progubernamentales los hostigaron en el trayecto de la iglesia al cementerio. Un hombre "autorizado por la Seguridad del Estado'' lanzó piedras contra los manifestantes, golpeando al menos a tres, precisó.
Martorell informó también que un "agente de la Seguridad vestido de civil'' gritó epítetos y tiró piedras contra los manifestantes. Algunos de éstos ripostaron con piedras, dijo Martorell a El Nuevo Herald por teléfono desde Banes, pero siguieron marchando hacia el cementerio.
Decenas de agentes de la policía y la Seguridad del Estado habían rodeado el cementerio en el momento en que los manifestantes terminaron de orar ante la tumba de Zapata, dijeron Tamayo y Martorell.
"Me atacaron tan pronto saqué el pie de la puerta del cementerio'', dijo Tamayo al Directorio Democrático Cubano, de Miami. "Me lanzaron al piso, y a todos los hermanos, con golpes, patadas y piñazos''.
Martorell dijo que los agentes de Seguridad llevaron a cabo la represión ‘‘‘con mucha violencia; hubo golpizas para todos''.
Tamayo, que es afrocubana, dijo que la hicieron entrar por la fuerza en un vehículo policial, y que mientras coreaba "¡Abajo Fidel!'', un agente le gritó: ‘‘¡Cállate, negra de mierda!''. Después la sofocaron con un trapo que olía a gasolina y estuvo a punto de asfixiarse, añadió.
La policía introdujo a los manifestantes dentro de varios autobuses, dijo Martorell, quien posteriormente oyó gritar a Tamayo: "¡Abajo Fidel!'' y ‘‘¡Zapata vive!'', mientras se encontraban encerrados en Banes.
"Una vez más, se comprueba que son asesinos'', añadió Tamayo. "Que me maten, pero voy a morir con honra, con dignidad y con valor''.
El grupo Cuba Independiente y Democrática, con base en Miami, informó el lunes que uno de sus miembros en Banes, Daniel Mesa, sufrió una herida en la cabeza durante las detenciones.
Los teléfonos celulares de Tamayo y varios otros de sus partidarios involucrados en el incidente parecían haber sido bloqueados el domingo por la tarde y gran parte del lunes.
Agentes de la Seguridad del Estado bloquearon inicialmente las marchas de Tamayo a la iglesia y el cementerio, a veces mediante detenciones masivas como la del domingo. Pero habían estado aceptando las protestas desde mediados de agosto, cuando figuras de la Iglesia Católica intervinieron en su favor.
Representantes de la Iglesia dijeron a Tamayo el mes pasado que ella y sus familiares directos tenían permiso del gobierno para marcharse a Estados Unidos. Pero Tamayo contestó que no se iría a menos que se le permitiera llevarse los restos de su hijo.
La represión del domingo ocurrió en medio de informes de que agentes de la Seguridad del Estado también habían detenido a otros cinco disidentes desde el domingo.
En el pequeño poblado de San Germán, cerca de Banes, la policía detuvo el domingo a Luis Felipe Rojas, un periodista independiente cuyos artículos aparecen en el blog Diario de Cuba, informó su esposa. No está claro si permanecía bajo custodia el lunes.
La policía de La Habana detuvo a otros cuatro disidentes durante cerca de cinco horas el viernes, para impedirles participar en una reunión a fin de discutir los tratados internacionales sobre derechos humanos que Cuba ha firmado.
El disidente Darsi Ferrer dijo que agentes de la Seguridad del Estado les dijeron a él, a Manuel Cuesta Morúa, Leonardo Calvo y Juan Antonio Madrazo, que el seminario estaba prohibido y los amenazaron con encausarlos por desacato.
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