martes, 21 de septiembre de 2010

La llamada de Juan Prieto

Frank Correa
LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - Hace unos días el ómnibus en que viajaba rumbo a La Habana Vieja se rompió en la avenida 25 y atravesé el barrio periférico Coco Solo buscando la calzada 51 para continuar viaje.
Coco Solo sigue intacto, como 15 años atrás cuando vivía  cerca de allí, en Los Quemados: el mismo deterioro habitacional, las zanjas de aguas albañales surcando sus calles, los desempleados matando el tiempo en las esquinas o sentados en los portales. El sol de las tres me obligaba a refugiarme en las pocas sombras que encontraba; en una de las paradas, junto a una mata de mango al pie de una choza, un anciano me saludó con cariño.
Jamás lo había visto; flaco,  calvo, vestía un short roto, estaba sin camisa, descalzo. Sacó un taburete, y comentó que estaba esperando una llamada de Miami. Dudé que tuviera teléfono, el piso de la choza era de tierra, y había una cama cubierta de sacos de yute, un tanque de agua y cuatro piedras con un caldero tiznado. Las paredes de cartón, y el techo de zinc parecía que iba a desplomarse de un momento a otro.
-Estoy esperando una llamada de mi hermano que vive en Miami. Va a mandarme un dinero para arreglar esto –dijo señalando la choza-; irá abajo pronto. Voy a levantar paredes de ladrillos y techo de cemento. Aquí va la sala y allí los  cuartos.

Atrás la cocina y un baño con agua fría y caliente. Aquí colocaré un mueble con el estéreo, el DVD, y la computadora. El juego de sala ya lo tengo encargado, y la cama  con  colchón de agua. Las puertas y ventanas serán de cristales, arriba va una terraza y en el patio una piscina con bar. Solo estoy esperando que llame.
La seriedad que el hombre imprimía a sus palabras acrecentó mis dudas. Le deseé éxitos en su empresa y me despedí. Al llegar a la esquina  un amigo que vive en el barrio me contó la historia.
-Es Juan Prieto. En su juventud fue primer bailarín del Conjunto Folclórico Nacional, pero en los años sesenta lo hicieron talco por homosexual. Lo mandaron para un campo de la UMAP, pasó muchos años trabajando en la agricultura y en la construcción. De su antigua casa ya no queda nada. Su hermano intentó irse a los Estados Unidos en una balsa pero se ahogó. Juan nunca ha querido aceptarlo. Se volvió loco, y vive esperando esa llamada.

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