Aleaga Pesant (PD)
LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) – Pedaleaba, jadeante, por el tramo que conduce desde la salida del túnel de la bahía, hasta el hospital Naval. Mientras subía la pendiente, una idea lo acompañaba: Si se encontraba cien dólares en el camino compraría jamón y queso y comería hasta hartarse. ¡Tenía tanta hambre! Pero todos tenían hambre.
Según las encuestas médicas, en el período 1990-1993, la población cubana perdió el 40% de su peso corporal. La neuritis óptica primero, y la general después, avasallaban a los ciudadanos, que no morían de hambre –literalmente- por las bondades de esta isla. El doctor Julio Tejas, viceministro de Salud, se atrevió a decirle a Fidel Castro que el problema era hambre. Fue destituido de inmediato.
El período especial en tiempo de paz pasará a la historia como la época en que mayor hambruna ha habido en la isla. Culminó de alguna manera el 5 de agosto de 1994, cuando los habaneros se lanzaron a la calle, hartos de tanta desgracia, y la dictadura se vio forzada a introducir algunas reformas económicas para paliar la crisis. La crisis de los balseros de 1994, es el la hija pródiga del periodo especial. Treinta y cinco mil hombres y mujeres fueron rescatados en el mar por guardacostas norteamericanos; la cifra de desaparecidos todavía se desconoce.
El 29 de agosto de 1990 comenzó oficialmente el “período especial”. Hace veinte años, en el Aeropuerto Internacional de Holguín, un grupo de viajeros en lista de espera hacia La Habana, leyeron el anuncio en el diario Granma. La dictadura informaba sin saber aun las vicisitudes a las que sometería a la nación. Los bromistas de siempre se reían durante el viaje, diciendo que el avión sólo llevaba la mitad del combustible y la otra mitad del vuelo lo haría planeando. No sabían lo que les esperaba.
Al periodo especial entramos juntos y salimos de uno en uno. Cada vez que alguien encontraba su personal solución económica, salía de la tragedia. Aun hoy la mayoría de la población no ha salido de la extrema pobreza en que cayó a partir de ese día de agosto, lamentablemente olvidado por muchos.
El subdesarrollo –según Edmundo Desnoes- es la falta de memoria.
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