Ninguna de las dos sufrió heridas o contusiones graves, debido a que cayeron en el momento en que estaban sentadas en un butacón, mirando un programa de televisión, según relataron varios vecinos consultados por este reportero.
Un vecino aseguró que el edificio estaba apuntalado debido a su mal estado, pero personas inescrupulosas se fueron robando las maderas que lo apuntalaban para construir barbacoas o para venderlas, pues cada una vale 60 pesos moneda nacional, en el mercado negro. “¡Figúrate! –exclamo- como están las cosas ya no se respeta ni a los muertos, mucho menos a unas maderas viejas”.
Uno de los presentes en el lugar la mañana siguiente al derrumbe, al referirse a los policías y trabajadores que retiraban los escombros y apuntalaban la edificación, manifestó: “Ahora están haciéndose los súper bárbaros, pero no se toman medidas definitivas para solucionar el problema de los derrumbes, cada vez que un viento platanero pasa por La Habana. Mañana esto se volverá a derrumbar o se derrumbará otro edificio”.
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