Gladys Linares
LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) – Adelfa se acercó a la cola del ómnibus de la ruta 69 en el paradero de Playa, pidió el último y le respondió una joven uniformada. Sabe por experiencia lo que es marcar en una cola detrás de un estudiante, y preguntó:
-¿Cuántos son ustedes?
-¿Usted no ve? Somos ocho
-Sólo veo tres.
-Ay, señora, no se ponga majadera. Los otros vienen ahora, están comprando helado.
Adelfa dio el último a una pareja, y vio entonces a los bañistas y sus hijos pequeños, cargados de cachivaches playeros, colocarse de primeros en la cola, lo que hizo murmurar a un anciano que también esperaba:
-Están en posición anotadora.
Cuando llegó la guagua se armó la de San Quintín. Los estudiantes que estaban delante de Adelfa se multiplicaron, pero los otros viajeros pudieron más que ellos. Ambos grupos se ripiaron literalmente para entrar y alcanzar asientos, pero los playeros desplazaron a los estudiantes y fueron los primeros en subir. El chofer abrió la puerta trasera y gritó:
-¡Arriba!, caballeros. ¡A pagar por delante y montar por detrás!
Pero ni así logró calmar la estampida. En medio del tumulto no fueron pocos los que se quedaron para la próxima guagua, entre ellos Adelfa. Un hombre que peinaba canas se identificó como profesor de pre-universitario, y comentó:
-Estos deben ser de los que no tienen problemas para ir a la Plaza a gritar insultos contra el gobierno americano, sucesores de los que tiraban huevos y piedras a los que se iban del país.
Después de las palabras del profe, Adelfa y los que esperaban la próxima guagua, guardaron silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario